
"La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe."
Roland Barthes, "la muerte del autor" (1968) en "El susurro del lenguaje: más allá de la palabra y de la escritura",